Que ver en Samos en tu estancia, Pensión Santa Rosa

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Estancia en Samos

Samos es una localidad de la provincia de Lugo que cuenta con una extensión de 136,77 km2. Situada aproximadamente a 11 km de Sarria y 45 km de Lugo. Esta villa es paso obligado para todos los peregrinos que caminan a Santiago de Compostela; Este bonito pueblo creció y alcanzó prosperidad alrededor del monasterio de San Xulián, que ya fue restaurado en el siglo VII. Su aspecto actual es del XVI.

Es muy interesante la visita del interior, que recorre distintas dependencias, la iglesia y los dos espectaculares claustros, el de Feijoo y sobre todo el de las Nereidas, presidido por una preciosa fuente dedicada a estas figuras mitológicas.

Un lugar recomendable por sus paisajes increíbles, mucho verde y tranquilidad. Nos encontramos en un espectacular entorno natural, en un valle que da entrada a los montes de Pedrafita. Lo atraviesa el Río Oribio, un pequeño río, rico en anguilas y truchas, unos de los platos más emblemáticos de la zona. Una flora en la que destaca el ciprés milenario que se encuentra en la ermita (en esa época se plantaba un ciprés a la vez que se construía la ermita como señal de espiritualidad), situada al lado del cementerio y del río.

Estancia en Samos

Un lugar con muchísimas historias que contar, y aunque la historia de Samos está íntimamente ligada a la de su monasterio, se sabe que en la zona hubo asentamientos prehistóricos. Como así lo atestiguan los abundantes castros, pudiéndoseles datar en el periodo de tiempo que va desde el s. VII antes de Cristo y el s. II después de Cristo, aunque muy posiblemente perduraran hasta la Edad Media.

Pero la impronta más antigua de estos primitivos pobladores se encuentra en las cuevas de Santalla. Con la fundación del monasterio allá por el s. VI, época en la que los Suevos poblaban los territorios de lo que hoy conocemos como Galicia, el devenir de la gente de Samos es proporcional a la de los monjes, sufriendo juntos los avatares de las guerras y disfrutando de los  privilegios y bonanzas que les otorgaron los reyes, nobles y obispos que por aquí pasaron.

El Rey Alfonso II, El Casto (monarca en cuyo reinado su descubrieron los supuestos restos del apóstol Santiago) pasó su infancia y recibió su educación en el monasterio de Samos. El entonces Rey, informado en Oviedo del hallazgo, el rey emprende camino hacia Galicia, sienta las huellas del Camino Primitivo y se convierte en el «primer peregrino» a Compostela. A su llegada a Santiago manda a construir sobre el sepulcro una primitiva y modesta iglesia, que se mantendría durante 40 años, hasta que Alfonso III la reemplaza por una de mayor envergadura.

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